Semana Santa y el horror expandido

El incendio de la Basílica Catedral de Notre Dame, y los atentados perpetrados por el terrorismo islámico en Sri Lanka, marcaron el inicio y el último día de la Semana Santa. Dos tragedias durante la misma semana.

Todavía se espera por la conclusión oficial que describa las causas del siniestro en París. Decir que el incendio ocurrió mientras se desarrollaban las obras de restauración no responde a preguntas elementales: ¿qué pasó?, ¿cuál fue la causa?, ¿cómo sucedió?

Conocer que ya existen los fondos para la restauración de la Basílica es un alivio, pero no disminuye el daño causado a una Catedral que es Patrimonio de la Humanidad y atesora más de 800 años de Historia.

Arde Notre Dame.

Al incendio de Notre Dame le antecede decenas de profanaciones de iglesias en toda Francia. Durante los dos últimos meses una oleada sin precedentes de vandalismos y profanaciones a iglesias católicas apenas tuvieron repercusión mediática. Cuando Emmanuel Macrón prometía la reconstrucción de Notre Dame se observaba un matiz diferente al silencio del mandatario, de autoridades políticas y medios de comunicación ante los ataques, incendios y profanaciones de templos católicos en cualquier lugar de Francia durante las semanas precedentes.

Ante esa marea de vandalismos algunos diputados ya habían solicitado al presidente de la Asamblea Francesa crear una comisión parlamentaria para investigar los ataques.

Las cifras oficiales del Service central de rensignement criminel (SCRC), dependiente de la Gendarmería y el Ministerio de Interior, publicadas por Le Figaro, revelaron que, durante el 2018, en Francia, ocurrieron 129 robos y 877 degradaciones que van desde la profanación pura al vandalismo explícito. El año pasado, según esa misma fuente, Francia fue víctima de 1.063 actos anticatólicos de diverso calado que incluyen profanación de tumbas y cementerios, saqueo de iglesias… Se trata de una situación ya cotidiana, y que continúa sucediendo ante la aparente impotencia policial.

El Episcopado francés creó hace dos años un servicio especial para dar seguimiento a los ataques que vienen sucediéndose. Los obispos pidieron a los sacerdotes que comunicasen todos los actos de vandalismo o las profanaciones. Las estadísticas obtenidas mediante esa iniciativa coinciden con las cifras policiales y revelan que de dos a tres iglesias católicas francesas son víctimas de vandalismo cada día y desde hace varios años.

Apenas 10 días antes de la tragedia en Notre Dame, la Iglesia de Saint-Sulpice, uno de los templos que exaltan la historia católica y cultural francesa, ubicado en un sitio simbólico de París, fue víctima de un incendio de origen desconocido. El episcopado descartó que fuera un ataque anticristiano. Aún se desconoce las causas del siniestro.

Declarar que lo ocurrido en Notre Dame no es un accidente sin esperar las investigaciones debidas es una premura imprudente. De la misma manera parece otra premura asegurar que las llamas en Notre Dame eran accidentales sin que iniciaran las investigaciones, y sin que se haya ofrecido, hasta el momento, un reporte oficial concluyente.

La ola de vandalismos y ataques contra templos católicos que vienen ocurriendo en Francia, y la escasa atención a esos hechos, quizás agrava las interrogantes. Pero bastaría con que las investigaciones describan las causas del incendio en la catedral de Nuestra Señora para despejar toda duda, o especulación. Cuanto más tiempo transcurra sin que se expongan las causas del incendio mayores interrogantes surgirán en torno a ese hecho desgraciado.

Horror en Sri Lanka

El Domingo de Resurrección, en Sri Lanka, la tragedia fue más grave que en París. Y no por la destrucción material de hoteles y varias iglesias católicas. Las cifras oficiales reportan centenares de personas muertas y heridas, incluyendo niños. He ahí la gravedad de esos actos bestiales.

Los católicos que celebraban la Pascua fueron víctimas de la masacre. La Resurrección de Cristo es el suceso esencial de la fe cristiana. Todo lo demás es una consecuencia de esa buena nueva, iniciando por la promesa de que resucitaremos con él. La derrota de la muerte, ahí está el anuncio fundamental.

“y si Cristo no resucitó, vana es entonces vuestra predicación, vana es también vuestra fe.”

(1Cor 15,14)

El calendario litúrgico otorga cincuenta días para esta fiesta. Ese tiempo inicia con la Vigilia Pascual y llega hasta el Domingo de Pentecostés.

Los terroristas sabían qué celebran los cristianos ese domingo. Suele ser un día en el que las iglesias se llenan, acuden personas que quizás no asistan con regularidad a la misa. El Domingo de Resurrección las familias se juntan para celebrar en los templos. Y Sri Lanka ese día no era la excepción.

Hubo otro estallido luego de las primeras explosiones. La esposa de uno de los terroristas se voló, y con ella inmoló a sus hijos. Fátima era el nombre de esta mujer que no dudó en matar a la criatura que llevaba en su vientre y a sus otros tres niños. A pesar de estar embarazada se hizo estallar para asesinar también a los agentes. Detonó los explosivos cuando la policía acudió la misma tarde de los atentados a la casa de la familia en Dematagoda, un barrio de Colombo. El portal de noticias indio Firstpost informó que en la segunda planta de la mansión familiar tenía las bombas preparadas para cuando llegara la Policía.

El p. Sanjeewa, vicario de la parroquia de Katuwapitiya, contó al portal Asianews: “Después de la misa estábamos escuchando el discurso de agradecimiento del Consejo parroquial. Imprevistamente hemos oído un gran ruido y luego una explosión. Lamentablemente en un segundo hemos perdido a muchos parroquianos. Es una tragedia. La gran pregunta es ¿por qué las personas realizan un gesto tan cruel contra otras personas?”.

Nimal Perera también contó a Asianews: “Estábamos esperando unirnos a la procesión por Cristo Resucitado que se realiza después de la misa y se desarrolla por la parroquia y el pueblo. Pero, en un cierto momento hemos sentido un fuerte ruido que venía de un lado de la iglesia y pensamos que se trataba de un petardo especial, dado que normalmente en las festividades cristianas se usan varios tipos de petardos. Luego vi a mi yerno que corría de atrás para adelante gritando: ‘Oh, Dios mío, es una bomba’. No sé cuántos lograron salvarse. Nosotros habíamos asistido a la misa de la vigilia porque mi nieta me lo pidió. O si no hubiésemos ido a la misa de esta mañana ¡Oh, Dios, ¡asístenos y danos la fuerza para soportar el profundo dolor de nuestros parroquianos!”

Otro de los testimonios recogidos por el mismo portal de noticias cuenta que Kumara Cherchill Karunarathna, un hombre de mediana edad, lloraba mientras ponía un ramo de flores en la entrada principal de la iglesia de Katuwapitya:

“Ningún miembro de mi familia murió. No tenemos confianza en este gobierno ni en la Corte suprema o en los parlamentarios. tenemos sólo a nuestro Dios, al cual le pedimos cualquier cosa cuando venimos a la iglesia. Ahora hasta esta posibilidad disminuyó a causa de este horrible acto. ¿Quiénes son los asesinos que matan católicos inocentes y atacan a las iglesias? Cada mañana, antes de llevar a mis 3 hijos a la escuela, voy a la iglesia y rezo un minuto. Luego los acompaño a las clases. Algunas personas que antes encontraba ya no están más. El dolor es demasiado grande para soportarlo. Colocan flores para los difuntos, para (mostrar) a ellos nuestro amor. ¿Cómo podemos vigilar a nuestros hijos cuando suceden tales cosas?”.

Esos testimonios son una muestra ínfima de lo ocurrido en Sri Lanka. Los escalofríos y el sufrimiento que este acto de terror ha causado se suman a la “limpieza religiosa” que los cristianos sufren en todo el planeta. Los atentados contra los cristianos pretenden causar el mayor daño posible a las víctimas, pero también aterrorizar a los sobrevivientes para que huyan.

Libertad religiosa y persecución contra los cristianos.

A finales del 2017 la organización World Watch Monitor, reportó que más de 200 millones de seres humanos eran perseguidos en sus países por ser cristianos. Esa persecución implica acosos, violaciones, segregación, expulsiones y masacres. Tal cacería ocurre en diferentes zonas de mundo. También reafirmaba algo sabido: la cifra de cristianos asesinados por su fe en 17 años era mayor al número de cristianos perseguidos durante el primer siglo del cristianismo.

El Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2018 reveló estadísticas escalofriantes. Ese estudio se publica bienalmente desde el año 2000. Se trata de la única investigación a nivel internacional que analiza el cumplimiento del derecho a la libertad religiosa en todo el mundo (www.libertadreligiosaenelmundo.com). Enumerar estadísticas causa tedio, pero ellas siempre son ilustrativas. Según el estudio, el 61 % de la población mundial vive en países donde no se respeta la libertad religiosa. En 21 países de este planeta se sufre persecución, en 38 se cometen violaciones importantes y en 17 se sufre discriminación.

Para clasificar la persecución el Informe se sustenta en varios indicadores:

  • Cuando existe una campaña activa con el fin de exterminar, expulsar o someter a un determinado grupo de personas por su religión por parte del estado o de otros grupos.
  • Las víctimas son discriminadas, desposeídas e incluso asesinadas legalmente.
  • Las víctimas pueden ser objeto de asesinato, expropiaciones de `propiedades, robo, deportación, exilio, conversiones forzosas, matrimonios forzados, acusaciones de blasfemias…Todo de manera legal, según las leyes nacionales y por lo tanto los que cometen tales actos no son castigados.

Algunas de las naciones destacadas por el Informe y en las cuales la persecución empeoró respecto al 2016 son China, Indonesia, Brunéi, Birmania, India, Pakistán, Somalia, Yemen, Libia, Níger, Nigeria…Mientras que en Irak y Siria la persecución mejoró con respecto al último reporte.

La libertad religiosa está siendo atacada en 8 países por estados autoritarios, y en igual número por los ultranacionalismos. Por su parte el radicalismo islámico es el responsable de los ataques a la libertad religiosa en 22 naciones.

Con respecto a los cristianos las cifras son demoledoras: 178 millones de cristianos viven en países donde sufren discriminación por su fe. Mientras que 327 millones de cristianos viven en países donde sufren persecución por su fe. Eso significa que 1 de cada 5 cristianos en el mundo vive en naciones donde hay persecución/discriminación contra ellos.

El pasado jueves 2 de mayo un informe que pidió el Foreign Office sobre la situación de los cristianos en el planeta asegura una incómoda verdad: la abrumadora mayoría de los creyentes perseguidos (en torno al 80%) son cristianos.

Los datos recopilados se refieren particularmente a la situación en Oriente Medio, el África subsahariana y el este y sureste asiáticos, con una alusión especial a Filipinas. El ministro británico de Asuntos Exteriores, Jeremy Hunt expresaba en The Guardian:

 «Creo que hemos rechazado hablar de persecución a los cristianos porque somos un país cristiano y tenemos un pasado colonial, así que el tema nos pone nerviosos, pero tenemos que reconocer -y es lo que el informe señala crudamente- que los cristianos son el grupo religioso más perseguido».

“Lo que hemos olvidado en esta atmósfera de corrección política«, continuó, «es que realmente los cristianos que están siendo perseguidos son algunos de los pueblos más pobres del planeta.”

En sus declaraciones el ministro Hunt recuerda un dato cruel: en Oriente Medio los cristianos han pasado de ser el 20% de la población a ser el 5%. Luego agrega:

«Nos hemos dormido en la vigilancia cuando se trata de la persecución de los cristianos. No solo estoy pensando en el informe del obispo de Truro, sino obviamente también en lo que pasó en Sri Lanka el Domingo de Resurrección, que nos ha despertado a todos con un enorme shock».

El Informe expresa que la situación de los cristianos y de otras minorías «ha alcanzado un nivel alarmante… desde la discriminación constante en la educación o en el acceso al mercado de trabajo, hasta los ataques genocidas contra las comunidades cristianas» así como el «secuestro y asesinato de sacerdotes». El resultado es un «éxodo masivo de los fieles cristianos de esta región a partir de principios de este siglo». También el reporte denuncia la situación en China o Corea del Norte, y en Turquía rememorando que Recep Tayyip Erdogan describe a los cristianos como «una amenaza para la estabilidad de la nación».

Evitar la indiferencia

Entre desesperanzas y peligros muchos se preguntan qué hacer ante el genocidio que experimentan los cristianos hoy en tantos lugares del planeta. El silencio y la indiferencia ante estos actos por parte de instituciones internacionales, medios de comunicación, autoridades… no es un buen signo. La indiferencia es la juntura perfecta de cualquier atrocidad. Acostumbrarse al horror es uno de los graves riesgos que trae consigo el espanto frecuente. Así que de lo primero que debemos cuidarnos es de no acostumbrarnos a los actos atroces, y no ver esos actos como algo común, a pesar de su frecuencia. Si “normalizamos” el terror estamos perdidos.

La oración es primordial ante las tempestades. Acudir a la lectura asidua de la palabra de Dios. No ser tan perezoso para asistir a misa. Pedir a Dios que aumente nuestra fe. Interceder por los hermanos que sufren tantas barbaries. Pedir el perdón de Dios para quienes cometen actos tan bestiales. Suplicar al Señor que fortalezca nuestra fe. Solicitar la intercesión de la Virgen y de todos los santos, ángeles y arcángeles. Rogar al Redentor por el mundo entero. Además, obrar amorosamente ayudando a todos los cristianos perseguidos por su fe mediante las organizaciones que a ellos sirven. Evitar el odio siempre. Marcar esa diferencia. No permitir que nos intoxiquen con el odio, ese sentimiento perverso que portan quienes cometen atrocidades. Si vives en una democracia llamar a los políticos que te representan y preguntarles qué están haciendo en favor de los cristianos perseguidos. Lo primero y elemental es evitar la indiferencia.

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