El cáncer de la patria

La dinastía enquistada en el poder en Cuba, culpable del régimen salvaje imperante, tiene como soporte un estado totalitario que se sostiene gracias a una maquinaria cruelmente represiva y la asfixia ilimitada contra el individuo, a quien le bloquea su condición de ciudadano, mediante una compleja tela de araña, tejida con el principio y objetivo de adherirse al poder de manera perpetua.

 

El sistema excluyente impuesto por la familia Castro, evita a toda costa el protagonismo y por consiguiente la participación del ciudadano. Todos los mecanismos creados desde la “institucionalización” del totalitarismo en el año 1976, pero que nació desde el primero de enero de 1959, están concebidos para que el pueblo sirva a la familia en el poder y de ninguna manera el ciudadano pueda ejercer derechos, poseer iniciativa, el objetivo consiste en lograr un individuo autómata que solamente puede y debe servir a las ordenes bajadas por la dinastía. La estructura de los órganos de poder “unifamiliar” y “unipartidista”, constituyen un muro de contención con el cual se niega la representación y participación ciudadana. La propia existencia de una dictadura impide encontrar el menor espacio de libertad y ejercicio de los derechos.

 

Es un disparate considerar que en una dictadura, como la que sufrimos los cubanos, hay evoluciones o progreso sencillamente cuando el monopolio de la familia Castro es la dueña de todo, incluso intenta regir el destino de la gente. Me parece vergonzoso que algunos insistan en aproximarse a la familia Castro y olvidar al pueblo cubano. El verdadero opio y cáncer de los pueblos es el marxismo- leninismo, junto al fascismo y cualquier dictadura. El cáncer de nuestra patria es la familia Castro y su régimen salvaje. Con los tiranos no se entra en negocios. Por eso me resulta lamentable el intento de los gobiernos latinoamericanos que intentan presionar para que la familia Castro sea invitada a la próxima Cumbre de las Américas. La distinción debe estar clarísima, no es lo mismo Cuba que sus dictadores. Estoy de acuerdo con que Cuba esté en la cumbre, pero mediante la emergente sociedad civil, compuesta por esos cubanos que todos los días defienden los derechos de sus compatriotas. Sin embargo, me parece abominable que en representación de la patria esté la dinastía totalitaria en el poder, un gobierno ilegitimo pues no ha surgido de la voluntad popular expresada en las urnas, mediante elecciones pluripartidista, por consiguiente democráticas, a partir del voto libre directo y secreto del ciudadano, en procesos electorales justos, imparciales y transparentes con observación y supervisión internacional de expertos en la materia.

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